El derrumbe de Santos en las
encuestas acaba de quitarle a los diálogos de La Habana el sostén de viabilidad
política que pretendía asegurar el cuestionado Presidente con su temeraria
jugada de ser a la vez Presidente y candidato. Las Farc, por su parte, se
quedan sin hacer nada que sea visibilizado como positivo para la paz desde sus
mesiánicos pronunciamientos, demasiado continuos, ampulosos y maximalistas para
ser procesados -y mínimamente comprendidos y avalados- por una vasta opinión
desinteresada de lo que piensan o dejan de pensar las Farc.
En la
presidencia de Juan Manuel Santos, comienza un nuevo proceso de paz donde por
parte del gobierno hay peticiones y exigencias claras y concretos.
Los puntos a tratarse en este proceso de paz son 5 los que citare aquí:
Los puntos a tratarse en este proceso de paz son 5 los que citare aquí:
1. Política de desarrollo agrario integral
2. Participación política
3. Fin del conflicto
4. Narcotráfico
5. Reparación a las víctimas
Son estos avances se abren nuevos espacios como el que brindó La Corte Constitucional de Colombia para promover anualmente un encuentro de la jurisdicción, con el propósito de generar un espacio de reflexión acerca de asuntos de gran relevancia jurídica y social. Desde su primera realización, estos conversatorios han venido consolidándose como un valioso escenario de pensamiento, no solo para la Corporación, sino también para los demás empleados y funcionarios de la Rama Judicial, académicos, estudiantes y ciudadanía en general, los cuales reciben una necesaria retroalimentación de parte de expertos nacionales e internacionales en los temas que se desarrollan.
Según lo
que dice el presidente en la apertura de este conversatrio dejo claro que ha transcurrido, el proceso de paz ha llegado
al punto de que las FARC y que se dejó claro en estos conversatorios. “ha
querido cambiar los puntos de negociación al punto de intentar ingresar o colar
dentro de la agenda puntos como el rediseño del estado y los programas sociales
del Gobierno o pedir una reducción de fuerzas militares y restitución de
tierra, además para añadirle a esto cada día transcurrido desde su comienzo se
han unido al reclamo varios grupos pidiendo al Gobierno algo especial como lo
fueron las etnias indígenas exigiendo la restauración de víctimas”. León
Valencia Agudelo.
Al
transcurrir este proceso el gobierno ha querido y ha dejado muy claro lo que
quiere, siempre dando una opinión centrada y buscando negociar los puntos
planeados pero como ya lo mencionábamos las FARC hace manifestaciones bastante
retoricas, llegando a la mesa con un sueño de cese al juego y mostrándose como
la víctima y no como el victimario: “No somos causa sino respuesta a la
violencia del Estado que es quien debe someterse a un marco jurídico para que
responda por sus atrocidades y crímenes de lesa humanidad”, “Quienes deben
reparar a las víctimas son los victimarios atrincherados en la institucionalidad”
dijo Javier Ciurlizza.
Al conocer e intentar interpretar el proceso de paz comprendemos nuestra historia y en mi opinión aquí es donde podría entrar a colación y tendría demasiado peso la frase: “El pueblo que no conoce su historia está destinado a repetirla” donde tras negociaciones fallidas e intentos incompletos el gobierno -más como una lucha personal- han intentado la paz, algo que dentro de cualquier sociedad es no podemos negar que es imposible que no exista la guerra pues siempre habrá un grupo que su modus operandi serán las armas, pero también habrán quienes a pesar de su pasado criminal tengan intensiones de dejar las armas buscando por un camino menos violento la implantación de un nuevo diseño social en un país.
No sé y
tampoco me gustaría afirmar que un proceso de paz exitoso es una utopía que
vimos cerca, pero algo es claro, que es que dentro de lo que se quiere y lo que
se niega solo se busca algo “paz”, si podemos interpretar de manera exitosa
nuestro pasado haciéndolo nulo pero aprendiendo de los errores yo pienso que
podría haber paz a pesar de que nuca la haya dentro de nuestros corazones
rencorosos.